Fecha: Octubre 2025
Categoría: Entretenimiento
¿De qué trata? Un robo exprés en la Galería Apolo del Louvre dejó ocho joyas imperiales desaparecidas y abre dudas sobre la seguridad de los museos.
Un robo rápido y de alta precisión en la Galería Apolo del Museo del Louvre marca uno de los atracos más espectaculares al recinto en más de un siglo. Según las autoridades, una banda profesional llegó, actuó en menos de siete minutos y logró llevarse ocho piezas de joyería histórica pertenecientes a familias imperiales del siglo XIX.
Los ladrones llegaron en un camión provisto de una escalera extensible; aparcaron en la calle, subieron hasta el segundo piso y usaron una cortadora de disco para forzar una ventana. En cuestión de minutos accedieron a dos vitrinas de la Galería Apolo y arrancaron diademas, collares, pendientes y broches que formaban parte de las llamadas “joyas de la corona” francesas.
El ministro del Interior, Laurent Nuñez, calificó la acción como claramente profesional: “sabían lo que querían y habían estudiado el terreno”, explicó, según informes de prensa.
Entre los ocho objetos sustraídos se encontraban piezas vinculadas a figuras como la emperatriz María Luisa, la emperatriz Eugenia (esposa de Napoleón III), la reina Hortensia de Holanda y la reina María Amelia. Las piezas incluyen diademas, una tiara, collares, pendientes y broches con incrustaciones de diamantes y gemas del siglo XIX.
Una de las coronas —vinculada a la emperatriz Eugenia— fue localizada cerca del museo pero con daños, aparentemente porque los ladrones la dejaron caer durante la huida.
El Ministerio de Cultura informó que las alarmas sonaron correctamente y que cinco empleados presentes siguieron los protocolos: alertaron a las fuerzas de seguridad y cuidaron de la seguridad de los visitantes. Además, un trabajador del museo evitó que los asaltantes prendieran fuego al vehículo en la calle.
Las coronas y diademas, pese a su alto valor cultural e histórico, son buscadas por bandas criminales por su facilidad para convertirse en efectivo: pueden romperse, venderse por partes o incluso repulirse y cortar diamantes para mezclarlos con otros lotes. Aunque el precio final en el mercado negro puede ser menor que el valor histórico, sigue siendo considerable.
Este robo llega después de otros dos atracos recientes en museos franceses —oro del Museo de Historia Natural y porcelana de Limoges— que han puesto sobre la mesa la creciente audacia de grupos organizados. Las autoridades admiten que algunos museos son vulnerables y han empezado a implementar un plan gradual de refuerzo de seguridad a nivel nacional.
En sus más de 230 años, el Louvre ha sufrido pocos robos gracias a medidas de seguridad estrictas; sin embargo, casos célebres como el robo de la Mona Lisa en 1911 recuerdan la persistencia de amenazas. A diferencia de aquella ocasión, los grupos modernos no buscan obras imposibles de vender públicamente: prefieren objetos que puedan transformarse en dinero rápidamente.
La Policía y las autoridades culturales han iniciado una investigación para rastrear a los responsables y tratar de recuperar las piezas antes de que sean fragmentadas o sacadas del país. La prioridad, además de la recuperación, será revisar y endurecer protocolos de custodia y seguridad en museos que albergan objetos de alto valor histórico.
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