Fecha: Septiembre 2025
Categoría: Salud
¿De qué trata? La demencia en México afecta a 1.3 millones de personas y representa un reto económico y emocional para las familias cuidadoras.
En México, se estima que 1.3 millones de personas viven con demencia, una cifra que aumenta cada año mientras el sistema de salud no logra responder a la demanda. Ante esta falta de cobertura, el cuidado recae principalmente en las familias, quienes enfrentan gastos elevados, desgaste emocional y la necesidad de reorganizar su vida cotidiana.
Clementina recuerda con angustia los días en que tenía que salir a trabajar y dejar a su madre en casa. Aunque sus hijos permanecían ahí, la mujer siempre encontraba la manera de salir a la calle. Varias veces se desorientó y no supo regresar; al menos en tres ocasiones, Clementina tuvo que elaborar folletos y recorrer el vecindario para encontrarla.
Aunque nunca recibió un diagnóstico médico, Clementina está convencida de que su mamá padecía algún tipo de demencia. Su historia refleja lo que viven miles de familias mexicanas: cuidar a un adulto mayor en estas condiciones se convierte en un desafío constante y, en la mayoría de los casos, económicamente insostenible.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento (Enasem) 2021, más del 60% de los adultos mayores en México califican su memoria como “mala o regular”. La demencia, conocida médicamente como trastorno neurocognitivo mayor, afecta funciones como la memoria, el lenguaje y la atención, deteriorando de forma progresiva la autonomía de la persona.
Los tipos más comunes en el país son la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, que representan hasta el 90% de los casos, según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
En la Ciudad de México, las cifras son alarmantes: 14.2% de los adultos mayores presentan algún tipo de demencia.
El impacto económico es devastador. Según Alzheimer México, el costo promedio de atención a nivel global es de más de 10 mil dólares anuales por persona. En México, esto equivale a alrededor de 185 mil pesos al año (unos 15,466 pesos al mes).
El problema es que estos gastos superan con creces los ingresos promedio: en 2020, la pensión contributiva rondaba los 7,362 pesos mensuales, mientras que un adulto mayor que trabaja después de los 65 años gana en promedio 7,000 pesos. Es decir, el dinero apenas cubre la mitad del costo del cuidado.
Ante la falta de un Sistema Nacional de Cuidados, las familias absorben hasta el 85% de los gastos, además de enfrentarse a la discontinuidad de los servicios médicos y a la escasez de programas sociales especializados.
Más allá del dinero, el desgaste físico y emocional de los cuidadores es enorme. Los especialistas advierten que el cuidado de una persona con demencia requiere tiempo, capacitación y acompañamiento psicológico.
“Se necesita atención médica especializada, pero también hay un dolor familiar por la pérdida de memoria y funcionalidad del ser querido”, explica Verónica Montes de Oca, coordinadora del Seminario Universitario sobre Envejecimiento de la UNAM.
A esto se suman los cambios de conducta, la ansiedad y, en ocasiones, la agresividad de los pacientes, lo que incrementa la dependencia del cuidador y genera aislamiento social, renuncias laborales e incluso problemas de salud en quienes se hacen cargo.
De acuerdo con la revista científica The Lancet Public Health, el número de personas con demencia en el mundo se duplicará para el año 2050. Esto significa que casi uno de cada cinco dólares destinados a salud se usará para atender este padecimiento.
En México, la realidad es clara: sin políticas públicas de apoyo, sin infraestructura suficiente y con una creciente población envejecida, las familias seguirán enfrentando solas el enorme reto de cuidar a sus adultos mayores con demencia.