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La mayoría de las personas mayores de 60 años sufre de pérdida de la capacidad de para realizar Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD). Esta pérdida de capacidad se conoce como Síndrome de Inmovilidad en el Adulto Mayor. Frecuentemente se presenta como consecuencia de complicaciones físicas y padecimientos crónico-degenerativos como artrosis, artritis, esclerosis, entre otros.
En México se estima que aproximadamente un 18% de las personas mayores de 65 años tienen problemas para movilizarse sin ayuda, a partir de los 75 años más de la mitad presenta dificultad para salir de casa, por lo que cerca del 20% de los adultos mayores de 75 años viven confinados a sus casas.
El Síndrome de Inmovilidad es uno de los Síndromes Geriátricos Asociados a Complicaciones Postoperatorias. Una complicación postoperatoria es cualquier evento posterior a una cirugía con una respuesta local o sistémica que retrasa la recuperación o pone en riesgo una función.
El Síndrome de Inmovilidad en el Adulto Mayor se caracteriza por debilidad muscular generalizada, lo que provoca el deterioro de las principales funciones motoras. Este deterioro afecta el desempeño del adulto mayor al realizar actividades de la vida diaria como bañarse, vestirse, comer, ir al baño por si mismo, deambular dentro de casa, entre otras actividades. Ante esta incapacidad, aumenta la dependencia del adulto mayor hacia los familiares o cuidadores, lo que genera pérdida de la autonomía física, social e incluso financiera. En casos graves del síndrome de inmovilidad, el adulto mayor puede incluso presentar pérdida de los reflejos.
Se puede presentar antes o después de una cirugía. Cuando se presenta antes de una cirugía generalmente es a causa de una enfermedad crónico-degenerativa, como artritis, esclerosis múltiple, en las que la deformación ósea y debilidad muscular son bastante comunes. En el caso de presentarse después de una cirugía, se debe al tiempo de reposo y a la inactividad durante éste.
El síndrome de inmovilidad puede afectar varios órganos y sistemas: cardiopulmonar, musco-esquelético, gastrointestinal, genitourinario e incluso la piel. Tiene repercusiones físicas, psicológicas, familiares y sociales. El cuidador del adulto mayor dedicará más tiempo en su atención, por lo que la carga de trabajo será mayor. El cuidado de las personas mayores con Síndrome de Inmovilidad está enfocado en evitar el deterioro de la funcionalidad física y prevenir discapacidades, por lo que es recomendable integrar al adulto mayor a un programa de rehabilitación.
Aproximadamente entre un 30-40% de los casos de dependencia física son a causa de fractura de cadera. Las personas de la tercera edad son más propensos a sufrir lesiones como consecuencia de caídas. Por lo que se mantienen en reposo prolongado en cama y provoca el Síndrome de Inmovilidad en el Adulto Mayor. Las principales causas de la Inmovilidad del adulto mayor son:
Dentro de la Valoración Geriátrica Integral se hace un análisis que valora y detecta los problemas físicos, psicológicos y sociales del adulto mayor. Estos problemas son los que comúnmente llevan a los adultos mayores a una discapacidad y posteriormente al Síndrome de Inmovilidad. Para evaluar la capacidad funcional física se utilizan parámetros como: Índice de Katz y Barthel; Escala de Lawton y Brody y Escala de Tinetti.
Son utilizados para medir la capacidad de realizar Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD). En el índice de Katz se deben valorar si el adulto mayor es independiente, necesita ayuda o es dependiente para realizar actividades como: Bañarse, vestirse, apariencia personal, utilizar el inodoro, continencia, caminar o alimentarse.
En el índice de Barthel se debe valorar si es capaz, necesita ayuda o es incapaz de realizar actividades como: bañarse, comer por sí mismo, ponerse o quitarse la ropa, presenta episodios de incontinencia, entra y sale solo del baño, puede sentarse o levantarse, puede caminar 50 metros y subir o bajar escaleras.
Se utiliza para medir la capacidad de realizar Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD). Se valora si es independiente, necesita ayuda o es dependiente para realizar actividades como: Utilizar el teléfono, usar medios de transporte, ir de compras, preparar comida, tomar su medicación en tiempo y dosis correctas y realizar sus gastos cotidianos.
Se utiliza para evaluar la marcha y el equilibrio. Para evaluar la marcha el adulto mayor debe caminar aproximadamente 8 metros y los criterios a valorar son: la manera en que empieza a caminar, longitud y altura de los pasos, simetría de los pasos, fluidez al caminar, trayectoria y postura al caminar. Cuando se evalúa el equilibrio los criterios a valorar son: equilibrio al estar sentado, al levantarse, intentos por levantarse, equilibrio al pararse inmediatamente, equilibrio al estar de pie, resistencia al empuje, equilibrio al cerrar los ojos, al dar una vuelta de 360 grados, y al sentarse.
Además de evaluar las capacidades físicas de las personas de la tercera edad, también es necesario evaluar la capacidad social del adulto mayor así como sus funciones psíquicas. El deterioro o disfunción de éstas condicionan frecuentemente las capacidades funcionales de las personas de la tercera.
Por ejemplo, si un adulto mayor no cuenta con un familiar que pueda fungir como cuidador dentro o fuera de casa, es muy probable que se quede confinado en casa, incluso que pase la mayor parte del tiempo en cama. En el caso de que el adulto mayor padezca algún nivel de demencia o depresión es muy común que pasen tiempos prolongados en cama o sin hacer alguna actividad.
Para medir la función psíquica del adulto mayor se utilizan:
El deterioro funcional del adulto mayor no solamente lo lleva a la Inmovilidad, discapacidad o atrofia muscular. También conlleva a consecuencias físicas, psicológicas y sociales a largo plazo, que de no atenderse pueden mermar considerablemente la calidad de vida del adulto mayor. Por ello es importante el diagnóstico de un adulto mayor, por medio de una Valoración Geriátrica Integral, para poder identificar los factores de riesgos que deben atenderse.
Las enfermedades crónicas y la pérdida de funcionalidad son las causas más comunes de las caídas. Las consultas de los adultos mayores en hospitales frecuentemente se relacionan con las caídas. Aproximadamente 30% de los adultos mayores de 65 años sufren de al menos una caída al año relacionada a luxaciones, traumatismos craneoencefálicos y lesiones. El 5% genera algún tipo de fractura y el 1% es fractura de cadera. Las fracturas en las personas de la tercera edad es la condición que más se asocia a la dependencia física.
Se debe evitar el riesgo de caídas y minimizar los factores de riesgo. Algunas medidas a tomar es la colocación de barandales en escaleras, o en lugares donde existan escalones, retirar tapetes o alfombras y mantener los espacios libres de objetos.
Cuando el adulto mayor padece de Síndrome de Inmovilidad es necesaria la valoración de factores de riesgo de Úlceras por Presión (UPP). Su valoración es esencial para una detección temprana. Los cambios de postura son recomendados para evitar y tratar úlceras por presión. Es recomendable utilizar un apósito hidrocelular en las prominencias óseas y en las zonas de riesgo.
Además de la Inmovilidad, la obesidad, trastorno sensorial, hipertensión arterial, desnutrición, diabetes y falta de higiene son las principales causas de la aparición de úlceras por presión. Una presión externa que supere la presión capilar media (13-33 mm Hg) es suficiente para dañar el tejido, produce eritemas, edema, úlceras y erosión.
A medida que envejecemos nuestro sistema cardiovascular sufre cambios, por lo que las enfermedades cardiovasculares son comunes entre la población de adultos mayores. Además de la Inmovilización, factores como obesidad, sedentarismo, fracturas entre otros representan riesgo de padecer enfermedad trombótica venosa.
Con la inmovilización prolongada del adulto mayor se limita la movilidad diafragmática y con ello altera la mecánica respiratoria. Las secreciones se pueden acumular en los bronquios debido a la disminución del reflejo de la tos y de la actividad mucociliar lo que favorece el crecimiento bacteriano. Debido a esto la incidencia de neumonía en adultos mayores con Inmovilidad prevalece hasta en un 40%. Para evitar la alteración del patrón respiratorio se recomienda que los adultos mayores realicen ejercicios de respiración.
Las personas de la tercera edad que han sido inmovilizados por períodos prolongados de tiempo, presentan reducción de la motilidad intestinal, lo que ocasiona estreñimiento. Otros factores como la ingesta de algunos medicamentos, una alimentación pobre en fibra e ingerir pocos líquidos favorecen episodios de estreñimiento. Hasta un 80% de los adultos mayores que padecen Síndrome de Inmovilidad presentan estreñimiento.
Se llama sarcopenia a la pérdida de masa musco-esquelética y se caracteriza por la debilidad muscular. Entre los adultos mayores de entre 65 y 75 años existe una prevalencia de sarcopenia del 13 al 24% y en los adultos mayores de 80 años la prevalencia aumenta hasta un 50%. Empeora con el estilo de vida sedentario y favorece las caídas y fracturas, por lo que disminuye la independencia funcional del adulto mayor.
El adulto mayor que ha estado en reposo en cama por al menos una semana pierde aproximadamente 20% de la fuerza muscular. Después de 3 -4 semanas de inmovilización las articulaciones sufren lesiones parecidas a las causadas por osteoartritis con limitación de la movilidad, especialmente en cadera, rodillas y tobillos. Por ello es recomendable que el adulto mayor realice ejercicios de movilidad de las articulaciones de miembros superiores e inferiores.
El adulto mayor con Síndrome de Inmovilidad o que se recupera de alguna lesión, enfermedad o cirugía y está en reposo prolongado, tiene una prevalencia entre 32 y 50% de padecer depresión. Los episodios depresivos son más comunes en mujeres que en hombres. Las personas de la tercera edad que padecen enfermedades crónicas, pasan por situaciones de estrés constante o padecen trastornos del sueño tienen mayor riesgo a sufrir episodios de depresión. Por lo que es importante aplicar una prueba, como la Escala de Yesavage, ante la presencia de algún síntoma relacionado a la depresión.
Cuando el adulto mayor experimenta problemas de movilidad tiende a confinarse a su casa, perdiendo contacto con familiares, amigos, vecinos y conocidos. El aislamiento social es muy frecuente entre los adultos mayores con síndrome de Inmovilidad por lo que se recomienda incorporarlos a talleres o actividades destinados a personas de la tercera edad. Incentivar las actividades sociales del adulto mayor lo previene los efectos negativos físicos y psicológicos del confinamiento en casa.
Además de las consecuencias físicas secundarias al Síndrome de Inmovilidad podemos encontrar manifestaciones clínicas. Las manifestaciones clínicas son síntomas o síndromes aislados entre sí, pero que se derivan de una condición en específico, en este caso del Síndrome de Inmovilidad. Las manifestaciones clínicas más comunes que podemos encontrar en un adulto mayor inmovilizado pueden ser: del sistema nervioso central, sistema muscular, sistema óseo, efectos endocrinos y renales, aparato respiratorio, cardiovascular, digestivo y piel.
El adulto mayor con Síndrome de Inmovilidad requerirá cuidados y atenciones domiciliarias. El tratamiento debe estar enfocado en prevenir complicaciones derivadas de la Inmovilidad.
Al igual que el tratamiento para el Síndrome de Inmovilidad debe estar enfocado a la prevención de complicaciones secundarias, los cuidados también deben estar enfocados a la prevención:
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Es una Institución de Gobierno Federal dedicada a brindar servicios de salud y seguridad social a la población con afiliación al Instituto. En el puedes encontrar GeriatrIMSS que proporciona atención integral al adulto mayor mediante atención especializada.
Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) Es un Organismo Público Descentralizado cuyo objetivo es garantizar el bienestar del adulto mayor. En el puedes encontrar Clubes de la tercera edad y Centros Culturales en donde se ofrecen diferentes talleres para los adultos mayores y evitar el aislamiento social.
Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF) Es un Organismo Público Descentralizado que tiene como objetivos principales promocionar la Asistencia Social y prestar servicios en ese campo. Como parte de la Asistencia Social puedes encontrar diferentes talleres y servicios destinados a especialmente a personas de la tercera edad para evitar el aislamiento social.
Inmovilidad en el Adulto Mayor.
Tratamiento del Síndrome de Inmovilidad del Adulto Mayor.
Efectos del reposo prolongado en adultos mayores hospitalizados.